Marcas del país asiático plagian modelos de otros fabricantes y los venden en su mercado. Bien es sabido por todos que algunas marcas chinas se dedican a copiar modelos de coches de otros fabricantes y venderlos en su mercado, en el que las leyes de competencia y derechos de autor brillan por su ausencia. Si alguna vez has visto un coche que te suena pero con un logo raro, puede que se trate de una copia china de un coche. Y es que cuando se trata de plagiar, lo mismo copian un iPhone que un Range Rover Evoque como el de la foto de portada…
Marcas del país asiático plagian modelos de otros fabricantes y los venden en su mercado. Bien es sabido por todos que algunas marcas chinas se dedican a copiar modelos de coches de otros fabricantes y venderlos en su mercado, en el que las leyes de competencia y derechos de autor brillan por su ausencia.
Si alguna vez has visto un coche que te suena pero con un logo raro, puede que se trate de una copia china de un coche. Y es que cuando se trata de plagiar, lo mismo copian un iPhone que un Range Rover Evoque como el de la foto de portada.
Seguramente, el Landwind X7, que así se llama el automóvil en cuestión, es el ejemplo más descarado que podemos poner.
Pero hay muchas otras marcas que hacen lo propio, aprovechando que la Ley pasa por alto este tipo de actuaciones. Eso sí, no valen más que para venderlas en el mercado chino y, aunque hay mejores y peores plagios de coches, normalmente la calidad no suele destacar en los modelos que lanzan.
Entre otros, podemos encontrar el Laibao SRV (copia del Honda CR-V), BYD S8 (plagio del Mercedes-Benz CLK), el todoterreno Dadi Shuttle (una copia muy conseguida del Toyota land Cruiser) y hasta se atreven con coches de mucho lujo, con el Hongqi HQD (copia del Rolls-Ryce Phantom).